Comprar una vivienda es un gran paso para cualquier persona. Requiere de una gran cantidad de ahorro previa y una situación económica solvente y estable. Con estos dos primeros ingredientes de la receta, a todos se nos viene un colectivo a la cabeza que sin duda lo pasará mal.
Los millenials han sido sin duda los grandes perjudicados de las dos últimas crisis, financiera y sanitaria, que hemos vivido en nuestro país. Esto ha hecho que sus condiciones y circunstancias para poder acceder a préstamos crediticios, especialmente los hipotecarios, se hayan visto muy comprometidas.
Sin embargo, existe un nuevo fenómeno que algunos expertos empiezan a calificar como de “boom” que son las hipotecas para millenials. Una alternativa de financiación para personas localizadas en este tramo de edad, especialmente en las grandes ciudades.
Pero, ¿es realmente una opción rentable para los jóvenes compradores? ¿O se trata simplemente de un producto más de marketing para captar clientes? Te lo contamos a continuación.
¿En qué consisten las hipotecas para millenials?
Ya sea en un pequeño pueblo alejado del centro o en las grandes ciudades, los jóvenes no cejan en su empeño de querer adquirir una vivienda. Sin embargo, es habitual que tengan que enfrentarse a muchos obstáculos.
El primero y más importante es la dificultad para ahorrar la cantidad de dinero previa que el banco no está dispuesto a financiar. Las hipotecas nunca cubren el 100% del precio de la vivienda y esa cantidad sobrante puede resultar demasiado elevada para este tipo de rentas a menudo más precarias.
Tras un estudio realizado por el Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana, la media de ahorro respecto a la cantidad necesaria para pagar la entrada de una vivienda apenas llegaba al 37%, unos 34.000 euros.
Por lo tanto, las hipotecas para millenials pretenden atacar los problemas más comunes que tiene este sector de la población para adquirir un préstamo bancario. En resumidas cuentas, ofrecen precios más bajos y porcentajes más altos de financiación.
Tal es así, que entidades como Bankinter o ING ofrecen plazos de amortización de la deuda de hasta 40 años, y otras como Santander, un porcentaje de financiación muy elevado, que en ocasiones, si se cumplen determinados requisitos pueden superar el 80%.
Los tipos de interés ofrecidos tanto fijo como variable y el Euribor son de los más bajos del mercado. Además, en todo momento se pretende que la cuota hipotecaria no supere en ningún caso el 35% de los ingresos medios del cliente.
Al final, es siempre el banco quien decide si se concede o no la hipoteca. Lo que se valora principalmente es que el cliente disfrute de un empleo estable, que disponga de aval y que no tenga otros créditos pendientes que le dificulten hacer frente al pago de la hipoteca.
¿Pero cuál es la “letra pequeña” de este tipo de hipotecas?
En primer lugar, los plazos de más de 30 años son completamente marginales desde la crisis. La poca confianza de las entidades financieras por el elevado riesgo de impago ha hecho que este tipo de plazos queden en desuso.
Por otra parte, la principal estrategia de los bancos es retener a los compradores y tratar de exprimirles todo el jugo posible a través de las vinculaciones. Es decir, productos ajenos a la hipoteca que se pueden contratar aparte y que ofrecen beneficios a la hora de pagar el crédito principal.
Este tipo de productos pueden ir desde fondos de pensiones hasta inversiones o seguros del hogar. Se piensa en todo momento en el largo plazo y en mantener al cliente depositando en la entidad la mayor cantidad de dinero posible.
¿Plan atractivo o estrategia de marketing?
Según los expertos, no existen productos concretos para jóvenes, sino que todo se trata de una campaña de marketing para captar clientes de todos los espectros de edad y mantenerlos enganchados con otros productos.
Un millenial es un cliente joven que firma una hipoteca para los próximos 20, 30 o incluso más años. Durante este tiempo el banco puede ofrecer estas vinculaciones ya que, en resumidas cuentas, el cliente se encuentra en el inicio de su etapa financiera.
Este tipo de vinculaciones tienen un objetivo principal. Tratar de compensar el mayor riesgo de impago que asumen los bancos con este tipo de clientes. Las hipotecas se ven bonificadas por estos productos, pero en última instancia son “tretas” que buscan rentabilizar el riesgo asumido.
Además, esta clase de productos no son exclusivos para millenials. Cualquier cliente interesado en estas condiciones concretas de financiación puede solicitarlas si su banco las ofrece. Sería este último el que estudiaría las condiciones económicas y tomaría la decisión final sobre las características del crédito.
¿En qué deben fijarse los millenials?
Si queremos contratar hipotecas para millenials en Barcelona o en cualquier otra ciudad de España, existen una serie de factores que debemos tener en cuenta en todo momento. Factores que determinarán si el préstamo tiene una buena calidad crediticia, unas condiciones ventajosas y se ajusta a nuestro perfil como compradores.
Lo más importante es mirar el TIN, el TAE y la presencia de productos vinculados y, si los hubiera, qué condiciones nos ofrecen. También debemos mirar si la entidad nos pide un aval, durante cuántos años tendría que figurar ese avalista para la vivienda y con qué importe.
Por último, el consejo estrella es revisar siempre la letra pequeña. En un préstamo bancario hay que saber todas y cada una de las condiciones, para lo cual es imprescindible rastrear el mercado de forma exhaustiva y conocer bien todos los entresijos del mismo.